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La Hiperinflación

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La Hiperinflación
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Hiperinflación: Por  Luis Vicente León.- El problema económico más grave que estamos viviendo en nuestro país es la hiperinflación. Podemos definirla, desde el punto de vista numérico, como el proceso de crecimiento recurrente de precios a una tasa no menor del 50% mensual.

Podemos también definirla como la circunstancia en la cual la población ve a su moneda como una papa caliente de la que tiene que salir de inmediato para evitar la pérdida fulminante de su valor.

En el caso venezolano, la hiperinflación es eso que aglutina todos los errores cometidos por la revolución, los compacta, les pone mecha y los prende, dispuesto a explotarle en la cara a lo que tenga enfrente. Es un problema que pone en peligro a todos y nos obliga a ser muy cuidadosos, pues cualquier error podría convertirse en el último.

Gráfica: Una mujer cuenta el sueldo mensual de sus empleados en el pueblo de Chichiriviche de la Costa, a unos 70 kilómetros al noroeste de Caracas, 13 de enero de 2018. /AFP/ photo /Federico Parra

Lo más triste es que nunca debió ocurrir en Venezuela. Primero, porque los países petroleros son mucho menos proclives a ella debido a su base de ingreso, pero, además, luego de los casos que han ocurrido en la historia, se suponía que la hiperinflación era una enfermedad erradicada. Nadie debería ser tan torpe como para repetir los mismos errores que cualquier economista, por pirata que sea, está entrenado para evitar.

Pero, bueno, la realidad demostró que, como dicen en Carora, la revolución, en materia de destrucción, ha sido “muy competente”.

Las empresas apenas están comenzando a entender cómo surfear la ola que tienen frente. El reto más importante es aprender a desaprender. Las cosas que antes les funcionaban ahora pueden ser un error mortal. Es imposible realizar sacrificios para retener clientes, pues eso podría significar la destrucción de la empresa.

Hay sólo dos cosas indispensables que debemos seguir y proteger: el flujo de caja y la los recursos humanos, ambos afectados por la hiperinflación. El flujo porque la inflación lo muele como un trapiche y las necesidades de dinero crecen exponencialmente cada semana sin que el banco pueda usualmente acompañarte, pero, además, porque se convierte en una panela de hielo que si la mantienes en tu mano, te quema y luego se derrite.

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El manejo diario del dinero es el trabajo central para evitar que se evapore. Pero, en adición, el reto es lograr retener a la gente en la empresa, porque ellos, al igual que el resto del país, sienten miedo, frustración, angustia y rabia. La pérdida de su capacidad de compra y de confianza en el futuro los empuja a emigrar y sólo una estrategia agresiva de compensación y acompañamiento emocional puede lograr que los trabajadores entiendan que vale la pena esperar para estar ahí cuando todo pase y así tomar ventaja de los vacíos que queden.

No todos van a resistir. Los procesos históricos indican que muchas empresas sucumben y mucha gente se va, pero el que entiende el proceso y lo maneja con inteligencia, aunque quizás termine cansado, quedará en posición de aprovechar el buen tiempo cuando llegue.

La pregunta es: ¿llegará?

La respuesta es: sí. Hay países que pasan décadas de pobreza, ineficiencia y corrupción, pero no hay un sólo ejemplo de un país con hiperinflación permanente. Es un fenómeno finito e insostenible que siempre ha terminado en apertura y cambio del modelo económico que lo origina.

Me recuerda a un episodio cuando nacieron los morochos hace exactamente catorce años. Al tercer día se le cayó el cordón umbilical a Bernardo y mi esposa lo celebró. Al día siguiente comentó: “qué raro que no se le ha caído a Nicolás”. Al quinto día estaba preocupada.

Y al sexto día agarró al carajito y lo llevó a la emergencia. “Doctor, al niño no se le ha caído el cordón”. Y el doctor respondió: “Sra. León, ¿usted ha visto alguna vez a un adulto con el cordón umbilical pegado al ombligo? No. Entonces tranquila, que se le va a caer”. La hipe

ACN/LVL

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Don Víctor Julio Coronel: La historia viva del municipio Bejuma

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Don Víctor Julio Coronel: Historia viva del municipio Bejuma- Agencia Carabobeña de Noticias - Agencia ACN - Opinión
Foto: Cortesía Luciano Rosso
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Don Víctor Julio Coronel Pinto representa la historia viva de municipio Bejuma y por eso ocupa el cargo de cronista de la población desde hace trece años. Gracias a su honestidad; sus principios y su forma de actuar, se ha ganado el respeto de todos los que le conocen.

Con sus 93 años a cuestas, lo encontramos sentado en la mecedora de su casa ubicada en sector Pueblo Nuevo, donde habita con una de sus hijas y su yerno. Víctor Julio nos indicó que nació un 13 de diciembre de 1930, siendo sus padres fueron Ramón Coronel Tortolero y Magdalena Pinto.  Fue el segundo de ese matrimonio, que también engendró a Teresa, Alí, Celina y Tulio, de los cuales sólo quedan, él y Tulio. De su nacimiento, su madre le contó que la partera llegó a las 4 de la madrugada con una lámpara de kerosene debido a la oscuridad y la neblina.

Su primaria la estudió en una escuela ubicada en la casa de la señora Bacalao, donde se sentaba  en una “silleta” hecha de cuero de chivo. Allí estuvo hasta que inauguraron la Escuela Don José Laurencio Silva, la cual estaba ubicada donde ahora es la zapatería de la familia Anka. Allí  estudió hasta cuarto grado que  era  lo que había para la época. “El que salía de la escuela,  o se ponía a trabajar o se iba a Valencia para continuar estudiando”, comentó.

Don Víctor Julio Coronel: La historia viva del municipio Bejuma

En su relato indica que trabajó en el campo con su padre, hasta que puso a laborar en una panadería llamada “La Reina”, de Don Pedro Tortolero. También trabajó en una bodega llamada “La Mano abierta” y en una ferretería que era de Rafael Flores y Francisco Tovar. “A los 19 años me casé con María Carlota Palencia y nos mudamos a Valencia donde trabajé en la Volkswagen; en ACO, en Agrícola Carabobo y en la Mueblería Cara, entre otras empresas.  “Hice un curso de ventas y me puse a trabajar con mi hermano Ramón vendiendo casas y terrenos. Además, tuvimos una venta de cosas usadas”.

Don Víctor Julio Coronel: Historia viva del municipio Bejuma- Agencia Carabobeña de Noticias - Agencia ACN - Opinión

A sus 93 años, aún recuerda la historia local.

Fruto de su matrimonio nacieron: Carlos Julio, Gloria, Marbella y Marlinda.

Cronista desde el 2011

De regreso a Bejuma, trabajó en la rama de bienes y raíces junto con su esposa y estuvo colaborando “ad honorem” en la Alcaldía de Bejuma en los asuntos de historia del municipio. En el año 2006 fallece la cronista Anaminta Ruíz y en el 2011, se llevó a cabo la elección de un nuevo cronista por parte del Concejo Municipal, siendo escogido Víctor Julio Coronel, cargo que hasta hoy ostenta.

En materia de religiosidad, nuestro personaje siempre ha sido devoto de San Rafael Arcángel y un gran colaborador con las labores de la iglesia católica. Relata que ayudó a los padres Ramírez, Belarra, Villanueva, Insiso, Alfredo Rodríguez; y a Monseñor Medardo Bacalao, a quien recuerda como un hombre trabajador y de una conducta intachable.

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Cura herido

A propósito de la iglesia, Víctor Julio, relató que en una oportunidad, el cura le pidió que tocara las campanas; pero cuando estaba en el campanario vio un pajarito montado cerca de un vitral que estaba colgado en el techo. “Yo siempre cargaba una china y me puse a lanzarle una piedra al pajarito con tan mala puntería que le pegué al vitral rompiéndolo en pedazos. Una parte de los vidrios le cayó al padre que estaba orando frente al altar y le hizo una herida en la oreja; afortunadamente leve. Al ver la caída del vitral, alguien grito ¡temblor! y todos salieron corriendo de la iglesia”.

Entierros sin bendición

De la historia de Bejuma, cuenta que la fecha de su fundación había 17 familias provenientes de  Aragón y de Sevilla (España). “En principio pertenecíamos a Nirgua y el lindero era el río de La Mona. Montalbán la fundan el 13 de enero de 1735 y Bejuma era una de sus comunidades. Para  todo debíamos a ir a Montalbán pasando el rio Bejuma y el rio Aguirre. Inclusive los  muertos los enterraban sin la bendición del cura, porque era muy difícil ir a buscarlo. Fue en el año de 1843 se  funda la población que en un principio se llamó Bejuma  de San Rafael”.

De esta manera, nos despedimos de este personaje que publicó el libro “Relatos de Bejuma” y un folleto titulado “Historia de san Rafael”. Como mensaje a los jóvenes, Víctor Julio los emplazó a que estudien y se preparen cada día más. “Que sean respetuosos, honrados y que tengan mucha fe en Dios”, concluyó.

Con información de ACN/HM

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