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La necesaria unidad revolucionaria

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La necesaria Unidad Revolucionaria: Por  César Burguera.- (Nuestros cordiales deseos) Se abre un nuevo lapso, se inicia el transcurrir del 2018. Por ello sería inoportuno no iniciar esta semanal entrega con nuestro personal anhelo, nuestro prioritario deseo, para que a través del imprescindible ejercicio de la plegaria solicitar a la providencia que prodigue y multiplique toda suerte de bendiciones, sin hacer odiosas distinciones  e incómodas separaciones. El 2018, con sus peculiares características, arriba cargado de esperanza y expectativas para todo un pueblo.

Los sumisos opositores

Este peculiar año, este 2018 parece heredar complejas coyunturas, complicadas circunstancias que signaron el tránsito de pasados años, un inexplicable y desproporcionado asedio al paso gubernamental del Presidente de la República, Nicolás Maduro, inducido desde escenarios foráneos, con indignantes réplicas o sumisos operadores internos, que en alguna oportunidad llegaron a ostentar o se identificaban como la verdadera y férrea oposición, hoy exhibiendo su estado más deplorable, extraviados en sus irreversibles divisiones y orientados por sus complejas confusiones, todo se les presenta ante sus mismas miradas como un irrepetible festín de improvisaciones y errores.

El singular año

En este nuevo período, en este singular calendario se producirán diversos comicios electorales, como las anunciadas elecciones presidenciales para dirimir a través del insustituible instrumento del sufragio quien ostentará la primera magistratura de la Nación, es ratificar el ineludible compromiso para la definitiva consolidación de un proceso que le ha proporcionado rostro y figura a la nueva patria. Igualmente acudiremos a las elecciones para la selección de los representantes de los diferentes cuerpos deliberantes, de los órganos legislativos, tanto de carácter regional como municipales a lo largo y ancho de nuestro territorio. Se hace necesario afianzar la arrolladora ruta de contundentes victorias que se iniciara aquel histórico 30 de julio del pasado año con la elección de los representantes de nuestra soberana  Asamblea Nacional Constituyente y que se repitiera con similar magnitud en las elecciones de gobernadores en octubre para finalizar con los comicios municipales y la electoral escogencia de los diferentes alcaldes. Por ello es que las diferentes expresiones revolucionarias, los distintos movimientos que llevan impregnada no solo la absoluta lealtad y consecuencia a un trascendental legado, sino aquellos que son garantes de la continuidad del paso y la visión de Hugo Chávez, exigen una monolítica unidad de sus principales referentes. No hay espacio para la estridencia, personalismos y distracciones, es el momento de salir todos con un prioritario objetivo que no es otro que el de contrarrestar la diaria amenaza, al permanente hostigamiento que es sometido nuestro país por la brutal embestida foránea con la indigna anuencia de factores de carácter interno.

El verdadero liderazgo

Por ello al iniciarse este 2018, han surgido los más importantes dirigentes del proceso revolucionario para reclamar la impostergable unidad revolucionaria, recordando permanentemente cuáles son los verdaderos preceptos y valores de una lucha que se ha forjado por décadas y donde los excesos e improvisaciones de cualquier individualidad no tiene cabida, nunca podrá tener algún espacio y mucho menos comprometer el sendero fijado para la transformación de la patria. De allí que retumbe la voz del presidente de la República, Nicolás Maduro para de manera categórica advertir “Una revolución verdadera va renovando sus fuerzas espirituales basadas en la historia y pensando en el futuro y porvenir del pueblo. Hay que gobernar obedeciendo al pueblo con humildad, sin prepotencia y arrogancia”. De similar forma surge Diosdado Cabello para con su característico tono señalar ante la confusa y ambigua actitud de algún nuevo gobernante aún imbuido en la efervescencia de una victoria concedida por las fuerzas revolucionarias que lo seleccionaron como su abanderado: “Lejos debe quedar la bala que asesinó a Zamora, la bala de la traición, hoy debemos en lealtad y unidad Chavista construir el Socialismo”. Igualmente acude el Vicepresidente Nacional de Organización del PSUV, Francisco Ameliach para adherirse de manera incondicional con los orientadoras palabras de sus eternos compañeros y hermanos de lucha como Maduro y Cabello, ratificando “Nuestros gobernadores y alcaldes deben tener en cuenta que un gobernante  debe guiar su accionar por el camino de la humildad, sin prepotencia ni pedantería que los conducirán sin remedio al abuso del poder”. Ameliach convoca a Bolívar para otorgarle eterna fuerza a su afirmación y cita el cristalino mensaje del libertador que a manera de dura reprimenda enviará a través de una directa misiva en el año 1826 al general Francisco de Paula Santander ya en fase de imperdonable inconsecuencia y deslealtad “El instinto es un consejero leal; en tanto que la pedantería es un aire mefítico que ahoga los buenos sentimientos”.

La unidad revolucionaria

UNIDAD reclamaba Hugo Chávez ante las constantes amenazas a la Patria, al pueblo y al proceso revolucionario, la indiscutible instrucción y orden es la imperiosa necesidad de cerrar filas. Y precisamente esta medular directriz ha colmado la estricta agenda de una responsable dirección política nacional de la principal estructura partidista del país como lo representa el PSUV, son los mismos que han asumido con férrea defensa los incesantes ataques, siempre vigilantes ante las improvisadas e irracionales acciones por parte de aquellos que buscaron de manera estéril desestabilizar a través de escabrosos senderos el paso y vigencia de un gobierno electo por la insustituible voluntad de todo un pueblo. Es esta dirección nacional son los que estuvieron con el presidente Maduro en el 2014 y 2017 ante el dramático surgimiento de la violencia con el ropaje de guarimba que colmó de sangre y luto el asfalto de las calles de nuestra patria. Son los que nunca guardaron cómplice silencio ante la inminente amenaza. No escogieron el tímido y conveniente alegato de separarse para huir tras bastidores de la lucha, fueron protagonistas y no lejanos observadores. Son ellos, esa dirección nacional del PSUV que asumió el duro revés parlamentario del 2015 y así emprender la fascinante labor de conquistar nuevamente la confianza del ciudadano, del común. Sin reserva salieron a su franco encuentro, escucharon sus preocupaciones y válidas exigencias, fue recorrer cada rincón de nuestro territorio, fue implementar nuevas y modernas estructuras de eficiente organización para la directa vinculación y proporcionar la esperada y oportuna respuesta. Es haber logrado reconstruir una poderosa maquinaria para asumir con propiedad las categóricas victorias en la ANC, gobernaciones y alcaldías. Ese ha sido la compleja faena de la actual dirección nacional del PSUV, conformada por un grupo de hombres y mujeres que desde siempre han entendido en su exacta dimensión el fundamental papel de resguardar para siempre el fundamental legado. Y esa es la verdad.

Disciplina y compromiso

Su lealtad y consecuencia con Hugo Chávez forma parte de su acervo e inalterable patrimonio espiritual. Eterno acompañante desde el mismo origen de la gestación del nuevo ideal. Ha asumido las más elevadas funciones con la garantía del incuestionable éxito y la absoluta eficiencia. La organización de las diferentes expresiones partidistas del sentimiento Chavista ha sido su entrañable pasión. Por ello asume plenamente sus funciones como Vicepresidente de Organización del PSUV y esta misma semana, sin dilación alguna, inicia el recorrido por cada región de nuestro país. Lleva en sus alforjas la indeclinable intención de seguir fortaleciendo la estructura de la imponente maquinaria. Ameliach sabe perfectamente que allí, como en el reciente pasado, radica la victoria en los cercanos retos electorales. En la gráfica se percibe la sólida unidad revolucionaria. Nicolás Maduro, Tareck El Aissami. Francisco Ameliach y toda una comprometida dirección nacional alzando una sola voz, un solo sentimiento.

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Jueves Santo: origen, significado y por qué se conmemora en Semana Santa

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Jueves Santo: origen, significado y por qué se conmemora en Semana Santa-Agencia Carabobeña de Noticias – ACN – Opinión
Foto: Cortesía
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La iglesia católica explica el origen, el significado y el por qué se conmemora el Jueves Santo en Semana Santa.

Según el portal As.com, este día se comienza el Triduo Pascual, el periodo durante el cual la liturgia conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Constituye el momento central de la Semana Santa y del año litúrgico.

La Última Cena

En el Jueves Santo el cristianismo conmemora la institución de la Eucaristía en la Última Cena, el lavatorio de los pies y la oración; en el huerto de Getsemaní. Según relata la Biblia, la Última Cena es el momento en el que Jesús se reunió con los doce apóstoles para despedirse de ellos; antes de su muerte. Además, durante esta cena les anunció que uno de ellos le traicionaría, dando a entender que era Judas Iscariote.

Jueves Santo: origen, significado y por qué se conmemora en Semana Santa

Los Evangelios narran asimismo que durante esta reunión Jesús realizó un lavatorio de pies a todos sus compañeros. Un gesto que para la Iglesia es un símbolo de entrega a los demás. No obstante, el momento más relevante de la Última Cena; es el que la Iglesia considera como la institución de la Eucaristía; uno de los siete sacramentos para los católicos.

Institución de la Eucaristía

Este hecho se produce cuando Jesús toma el pan, lo parte y lo reparte entre los comensales diciendo: “Tomad y comed todos de él; porque este es mi cuerpo, que será entregado por vosotros”. A continuación toma un cáliz lleno de vino y dice: “Tomad y bebed todos de él; porque este es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna. Que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados”.

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Y concluyó: “Haced esto en conmemoración mía”. Esta última frase es interpretada por la Iglesia como la institución del Orden Sacerdotal, otro de los siete sacramentos.

De esta manera, la misa del Jueves Santo se consagra al éxito en la muerte de Cristo, que habría dado su vida para salvar a la humanidad de sus pecados. Según detalla la agencia de noticias católicas Aciprensa, esta fecha se debe celebrar “lo más solemnemente posible. Los cantos,  mensajes y los signos, no debes ser ni tan festivos; ni tan jubilosamente explosivos como la Noche de Pascua”.

Con información de ACN/As.com

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