La actriz, tenía 97 años y era uno de los últimos emblemas de la época dorada del cine mundial. Había nacido en Ohio, el 3 de abril de 1922.

La bellísima Doris, todo un símbolo de elegancia y carisma, compartió escena con algunos de los más importantes actores de aquellos tiempos en la pantalla grande de Hollywood, como lo fueron Jack Carson, Frank Sinatra, James Stewart, Clark Gable y Rock Hudson, entre otros.

La Fundación para la defensa de los animales que lleva su nombre, confirmó este lunes que Day murió: “temprano en su hogar de Carmel Valley, California”. Estuvo rodeada de sus amigos y familiares. “Había gozado de excelente salud física para su edad, hasta que hace poco contrajo un caso grave de neumonía”, comentaron a través de un comunicado en las redes.

Una estrella que brilló en la pantalla grande

La actriz Doris Day, fue protagonista de películas como: “Quiéreme o déjame”, “Té para dos”, “El hombre que sabía demasiado”, “A la luz de la Luna” y “Confidencias de medianoche”, entre otras. Se la recuerda, por canciones como “Whatever Will Be”, “Will Be” (Qué será, será) de la película de Alfred Hitchcock “El hombre que sabía demasiado”.

En su libro autobiográfico: “Doris Day: Her Own Story” publicado en 1976, la hermosa rubia no tuvo ningún problema de relatar sus apuros económicos en distintas épocas, así como las vicisitudes de sus tres matrimonios fallidos.

Durante sus últimos años, la estrella se dedicó a la lucha por los derechos de los animales. A pesar de que su retiró del mundo del espectáculo ocurrió en los años ochenta, sus admiradores seguían multiplicándose por todo el mundo, principalmente por sus maravillosas personificaciones de roles magistralmente representados en la pantalla grande.

La maravillosas cantante y actriz Doris Day

La actriz, también fue cantante de pop tradicional y jazz. Al inicio de su carrera, su desempeño se centró principalmente el baile. Ganó un contrato que le permitió, con tan solo 12 años, llegar a Hollywood. A los 19 años sufrió un accidente automovilístico, que dió al traste con sus aspiraciones de bailarina profesional, por lo que tuvo que enfocarse en el canto y la actuación.

La vida de Doris fue muy intensa. Su padre, un inmigrante alemán, era músico y tocaba el órgano en la iglesia local. Ella heredó “el oído” musical, como solía decir. Mientras se recuperaba del accidente que la dejó lesionada, uno de sus pasatiempos preferidos era escuchar la radio. Y así fue como empezó a cantar a la par de Ella Fitzgerald.

Tal como lo definió años después, trataba de captar las sutiles formas en las que Fitzgerald modulaba su voz, hasta en “la forma casual pero limpia en que decía las palabras”, apuntó Day.

Los especialistas la definían como “la mejor representación del sueño americano”. Además, en sus películas, Doris era el símbolo norteamericano del “decoro” y la “fidelidad”. Por eso, su figura se fue apagando cuando los roles femeninos se volvieron más rebeldes y atrevidos.

Grabó más de 20 discos y se casó en cuatro oportunidades. Su nombre real era Doris Mary Ann Kappelhoff.

ACN/El Clarin/AP/AFP

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