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Los poderes de un conjuro

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Pedro Elías - acn
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Los poderes de un Conjuro: Pedro Elías Hernández.-  En 1998, un demagogo poderoso pudo llegar a la presidencia de Venezuela por la vía del sufragio universal, directo y secreto. Una democracia madura, la clase media y sus élites culturales, políticas y económicas, no resistieron el encanto de un mensaje que convocaba a una refundación republicana. Jorge Olavarría fue uno de ellos. Y a título de la amistad que entre nosotros existía y al respeto intelectual que le tenía, en una ocasión le pregunté: Jorge, ¿por qué el país creyó en Chávez? Y para mi sorpresa, que esperaba una explicación argumentalmente estructurada y con alambicadas analogías históricas, sencillamente me respondió, “es que Chávez nos dijo de forma muy elocuente lo que queríamos oír.

No es extraño que un líder político le diga a la gente lo que desea escuchar. Sucede una y otra vez, y una y otra vez muchas personas les creen. Lo que sí llama la atención es cómo una parte muy significativa de la inteligencia venezolana, de sus medios de comunicación, de sus formadores de opinión, de sus notables, se hayan decantado por la opción del trepidante comandante. Un vasto consenso se enseñoreó en la Venezuela de entonces. Cierta cobardía cívica se hizo presente. También el cálculo crematístico y el acomodo circunstancial. Pero lo más terrible fue la casi absoluta abdicación de la crítica, salvo las excepciones de siempre que confirmaban la tendencia general.

Hoy, más de 20 años después, se ha conformado una nueva hegemonía política constituida por las víctimas depauperadas del enorme y trágico fracaso del socialismo del siglo XXI. Pero está ocurriendo algo semejante a lo que aconteció en su oportunidad con el fenómeno de Chávez, esta vez salpicado con elementos más virulentos dada la extensión del efecto de las redes sociales. El odio y el resentimiento engendrado tras dos décadas de abusos imponen la agenda de una parte de esta nueva hegemonía, lo cual tiende a deformar la realidad. La tarea de exterminio de los partidos políticos y de la propia acción política adelantada por el gobierno y por poderes fácticos aliados a la oposición, lleva a la población a estar expuesta a una prédica maximalista, extraviada.

Las plataformas comunicacionales disponibles, nos mantienen más informados pero no mejor informados. Una suerte de verdad editada circula como moneda corriente. Cada quien se atrinchera en su posición y los algoritmos de esta peculiar tecnología amurallan las percepciones ya instaladas y prescriben selectivamente los contenidos de los mensajes para proteger las opiniones preexistentes de otras influencias a objeto de que las mismas no cambien. La intolerancia es el anticuerpo. La reflexión se desdibuja, se consumen las informaciones que llegan sin sentido de inventario. Se rechaza lo que tenga visos de disonancia respecto a las corrientes de opinión que se han hecho dominantes.

En ese contexto la labor de la conducción política en el seno de las fuerzas democráticas en Venezuela sucumbe ante el empuje de la inmediatez. El voluntarismo sustituye el análisis objetivo. No importa si se frustran expectativas, se crearán rápidamente otras nuevas, elevando cada vez más la apuesta. Mientras más delirante sea lo que se propone mejor suena al oído de públicos cautivos. Nuevamente se abdica del espíritu crítico por temor a perder los aplausos. Los líderes políticos, como si fueran celebridades del espectáculo, se convierten en rehenes de sus audiencias. Un fenómeno altamente peligroso.

Afortunadamente, hay densos sectores de la población que conservan la sindéresis. Existe una porción de la opinión que ha podido resistir la extorsión que ejerce lo que se considera políticamente correcto por parte de los sectores fanatizados, que aunque tienen un importante volumen, están lejos de constituir la totalidad del espectro nacional. Una reciente encuesta de la prestigiosa empresa Datincorp revela que casi el 60% de los venezolanos está a favor de una salida negociada a la actual crisis política y solo un 26% está de acuerdo con una eventual invasión militar extranjera, un golpe de Estado o una rebelión civil. Lo que se creía que era una mayoría inclinada hacia escenarios de violencia, la verdad es que no era ese el criterio que prevalecía de la opinión pública, sino simplemente el criterio de cierta opinión publicada.

Es evidente que ese 26% de la opinión que desea salidas de fuerza, que no es poca gente, pero mucho menor en comparación a la corriente que apuesta por soluciones pacíficas y electorales, sin embrago está mejor organizada, estructurada y se proyecta con gran agresividad comunicacional. Es un segmento minoritario, pero con mayor determinación y activismo político en el mundo de las redes sociales. Tiene capacidad de extorsión moral sobre las personas o grupo de personas con opiniones divergentes y con frecuencia puede hacer que una parte del resto del espectro se pliegue hacia sus posiciones por la ausencia de un liderazgo articulado que se atreva a desafiar las corrientes extremistas en el ciberespacio.

Por el lado del gobierno, su interés es desinformar, confundir y alentar a los sectores fanatizados para llevarlos al escenario del uso de la fuerza, en donde la superioridad del oficialismo es notable. Sabe, como decía Michael Corleone en la novela “El padrino”, que el que odia a su enemigo se le nubla el juicio. Pero también comete muchos errores. Se mueve con mensajes voluntaristas, como el de apresar a Guiadó cuando llegara al país, o falsamente arrogantes, cuando desafía a los EE.UU como el ultimátum de las 72 horas a su cuerpo diplomático para abandonar Venezuela. Esas cosas, dichas para no ser cumplidas, le mellan mucho la credibilidad entre su base social y política y lo exhibe con enorme debilidad.

A la ruta de “cese a la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres” se le atribuyeron los poderes de un conjuro, que solo por invocarlo, crearía instantáneamente una nueva realidad. Lógicamente no ha sido así. Los hechos ponen en evidencia el fin de la estrategia de desenlace relámpago. El transcurrir del tiempo pesa demasiado. La oposición consume fuerzas y capital político, mientras el chavismo que se creía desahuciado, resiste y acumula cada día un día más al frente del gobierno, lo que por sí solo y a la luz a los pronósticos iniciales, parece una victoria. Está claro que a Maduro, a pesar de mantener los hilos del poder en sus manos, se le hace cada vez más difícil la tarea de gobernar, sus esfuerzos se concentran en sobrevivir. Por su parte, a Guaidó, parece que se le agotó el repertorio. El devastador apagón nacional desestabilizó más a la oposición que al oficialismo. Lo patriótico y responsable es sentarse a negociar, los sectores democráticos poseen buenas cartas para ello. El país está siendo triturado y se desliza sobre un plano inclinado.

-Pedro Elías Hernández. Dirigente de Soluciones para Venezuela – Soluciones para Venezuela virtual <[email protected]>

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Don Víctor Julio Coronel: La historia viva del municipio Bejuma

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Don Víctor Julio Coronel: Historia viva del municipio Bejuma- Agencia Carabobeña de Noticias - Agencia ACN - Opinión
Foto: Cortesía Luciano Rosso
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Don Víctor Julio Coronel Pinto representa la historia viva de municipio Bejuma y por eso ocupa el cargo de cronista de la población desde hace trece años. Gracias a su honestidad; sus principios y su forma de actuar, se ha ganado el respeto de todos los que le conocen.

Con sus 93 años a cuestas, lo encontramos sentado en la mecedora de su casa ubicada en sector Pueblo Nuevo, donde habita con una de sus hijas y su yerno. Víctor Julio nos indicó que nació un 13 de diciembre de 1930, siendo sus padres fueron Ramón Coronel Tortolero y Magdalena Pinto.  Fue el segundo de ese matrimonio, que también engendró a Teresa, Alí, Celina y Tulio, de los cuales sólo quedan, él y Tulio. De su nacimiento, su madre le contó que la partera llegó a las 4 de la madrugada con una lámpara de kerosene debido a la oscuridad y la neblina.

Su primaria la estudió en una escuela ubicada en la casa de la señora Bacalao, donde se sentaba  en una “silleta” hecha de cuero de chivo. Allí estuvo hasta que inauguraron la Escuela Don José Laurencio Silva, la cual estaba ubicada donde ahora es la zapatería de la familia Anka. Allí  estudió hasta cuarto grado que  era  lo que había para la época. “El que salía de la escuela,  o se ponía a trabajar o se iba a Valencia para continuar estudiando”, comentó.

Don Víctor Julio Coronel: La historia viva del municipio Bejuma

En su relato indica que trabajó en el campo con su padre, hasta que puso a laborar en una panadería llamada “La Reina”, de Don Pedro Tortolero. También trabajó en una bodega llamada “La Mano abierta” y en una ferretería que era de Rafael Flores y Francisco Tovar. “A los 19 años me casé con María Carlota Palencia y nos mudamos a Valencia donde trabajé en la Volkswagen; en ACO, en Agrícola Carabobo y en la Mueblería Cara, entre otras empresas.  “Hice un curso de ventas y me puse a trabajar con mi hermano Ramón vendiendo casas y terrenos. Además, tuvimos una venta de cosas usadas”.

Don Víctor Julio Coronel: Historia viva del municipio Bejuma- Agencia Carabobeña de Noticias - Agencia ACN - Opinión

A sus 93 años, aún recuerda la historia local.

Fruto de su matrimonio nacieron: Carlos Julio, Gloria, Marbella y Marlinda.

Cronista desde el 2011

De regreso a Bejuma, trabajó en la rama de bienes y raíces junto con su esposa y estuvo colaborando “ad honorem” en la Alcaldía de Bejuma en los asuntos de historia del municipio. En el año 2006 fallece la cronista Anaminta Ruíz y en el 2011, se llevó a cabo la elección de un nuevo cronista por parte del Concejo Municipal, siendo escogido Víctor Julio Coronel, cargo que hasta hoy ostenta.

En materia de religiosidad, nuestro personaje siempre ha sido devoto de San Rafael Arcángel y un gran colaborador con las labores de la iglesia católica. Relata que ayudó a los padres Ramírez, Belarra, Villanueva, Insiso, Alfredo Rodríguez; y a Monseñor Medardo Bacalao, a quien recuerda como un hombre trabajador y de una conducta intachable.

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Cura herido

A propósito de la iglesia, Víctor Julio, relató que en una oportunidad, el cura le pidió que tocara las campanas; pero cuando estaba en el campanario vio un pajarito montado cerca de un vitral que estaba colgado en el techo. “Yo siempre cargaba una china y me puse a lanzarle una piedra al pajarito con tan mala puntería que le pegué al vitral rompiéndolo en pedazos. Una parte de los vidrios le cayó al padre que estaba orando frente al altar y le hizo una herida en la oreja; afortunadamente leve. Al ver la caída del vitral, alguien grito ¡temblor! y todos salieron corriendo de la iglesia”.

Entierros sin bendición

De la historia de Bejuma, cuenta que la fecha de su fundación había 17 familias provenientes de  Aragón y de Sevilla (España). “En principio pertenecíamos a Nirgua y el lindero era el río de La Mona. Montalbán la fundan el 13 de enero de 1735 y Bejuma era una de sus comunidades. Para  todo debíamos a ir a Montalbán pasando el rio Bejuma y el rio Aguirre. Inclusive los  muertos los enterraban sin la bendición del cura, porque era muy difícil ir a buscarlo. Fue en el año de 1843 se  funda la población que en un principio se llamó Bejuma  de San Rafael”.

De esta manera, nos despedimos de este personaje que publicó el libro “Relatos de Bejuma” y un folleto titulado “Historia de san Rafael”. Como mensaje a los jóvenes, Víctor Julio los emplazó a que estudien y se preparen cada día más. “Que sean respetuosos, honrados y que tengan mucha fe en Dios”, concluyó.

Con información de ACN/HM

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